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Coincide la fecha de publicación de este post con la presentación de un manual que hemos escrito con la colaboración de la red ZAS con el objetivo de frenar rumores y contribuir a una sociedad más inclusiva. 

Al leerlo, preparando este evento, soy consciente de que muchos de los aprendizajes que recoge son también muy valiosos para las organizaciones. De hecho, gran parte de lo que contiene ha sido alimentado también por experiencias en entornos empresariales, además de las institucionales y comunitarias. Mis proyectos dialogan entre sí: la experiencia en unos contextos poliniza los aprendizajes de otros.

El manual parte de una convicción: en contextos de polarización, de sobrecarga emocional y complejidad creciente, necesitamos cuidar la calidad de nuestras conversaciones. No basta con tener razón, ni con imponer límites. Hay que aprender a nombrar los malestares sin rigidizar, a abrir modelos mentales, a construir puentes sin renunciar al marco ético que sostiene nuestras decisiones.

Eso, traducido al terreno del desarrollo organizacional, tiene que ver con:

  • Fortalecer la seguridad psicológica. Más allá de las expectativas de ”cuidado” en las organizaciones necesitamos lugares donde poder estar centrados en la tarea y sin la necesidad de defendernos de posibles amenazas. Las conversaciones que ponen límite a la agresión y a las faltas de respeto son una clave importante. 
  • Incorporar el conflicto como una fuente legítima de aprendizaje y no como una amenaza. Escuchando las necesidades que puedan estar mostrándose con estos rumores, queriendo comprender los malestares, dando un lugar a conversar y sin alimentar lugares de queja que nos enganchan a los problemas sin escapatoria. 
  • Ampliar los marcos desde los que entendemos la diversidad, la resistencia al cambio o el desacuerdo. Conscientes de la tendencia al equilibrio individual y más organizacional y a la repetición, buscar rutinas y estrategias que nos conecten con nuevas perspectivas que nos permitan tener más posibilidades, enfocarnos con más impacto y mejorar nuestro bienestar personal y colectivo. 
  • Evitar las etiquetas simplificadoras, también dentro de los equipos. Abrir la jaula de oro que son las identidades propias y ajenas permitiéndonos pequeñas sorpresas que nos permitan construir relaciones y posibilidades distintas. 
  • Diseñar entornos donde el propósito colectivo no borre las diferencias, sino que se alimente de ellas. Conectar con la complejidad de nuestros retos sin caer en la atracción de la respuesta fácil y popular que basa las soluciones en el juego del “chivo expiatorio”. 
  • Comunicar de forma estratégica, teniendo en cuenta el estilo, el momento y la posición del otro. Partiendo desde un ejercicio de escucha activa, real, presente y curiosa planificar nuestras conversaciones con vocación de constructores y constructoras de puentes. 

He realizado estos talleres decenas de veces. He puesto en marcha partes de este texto en organizaciones muy diversas. No he dado con la madre de todas las palancas. He ido reuniendo algunas ideas que me ayudan a estar conectado con la complejidad del reto, marcos que me permiten navegar por esta realidad y algunas prácticas con las que me permito y propongo experimentar a las personas con las que comparto viaje. Cada vez un viaje distinto. 

Desde ese lugar me gustaría que este texto, Conversaciones ante un rumor, sea no solo un recurso ciudadano, sino una invitación a trabajar el desarrollo organizacional desde una perspectiva más inclusiva, crítica y relacional. En este enlace tenéis acceso al manual en castellano y aquí en euskera. Me interesa mucho continuar conversando. Espero vuestras sensaciones tras su lectura. 

Asier Gallastegi

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