Hace unos días Amalio Rey y Alberto Barbero solicitaban un cese temporal de la convivencia en REDCA. Vamos, que pedían una baja. Es un buen momento para asimilar lo bueno y lo no tan bueno de este tipo de movimientos. Lo digo porque quizá, cuando alguien dice que REDCA no le aporta lo suficiente o no la ve dentro de sus prioridades personales o profesionales del momento, la primera sensación es de pérdida. Sí, es inevitable. Pero la vida está repleta de idas y venidas, de momentos álgidos y otros valle, de prioridades cambiantes, de uniones que se hacen y se deshacen.
Antes de que sigas leyendo, por supuesto que lo que este artículo refleja es mi opinión personal. Nada que ver con ningún tipo de evaluación consensuada o cosa parecida. REDCA siempre ha lucido una arquitectura laxa, creo que cimentada en la química personal y en una visión hasta cierto punto compartida de dignificar la profesión de la consultoría, apoyada, entre otros sustentos, en lo que Richard Sennett escribió en El artesano. Eso sí, la idea de consultoría artesana precedió a la publicación del libro. Cada cosa en su lugar.
De hecho, que exista o no REDCA casi podría decir que, para mí, es lo de menos. Siempre he sentido cerca a una serie de colegas de profesión. Formen parte «oficial» o no de la red, no impide que sea capaz de encontrar los parecidos. No hace falta mucha agudeza visual. Eso sí, mantener la visibilidad de REDCA —por ejemplo, este sitio web en el que vamos escribiendo quincenalmente— exige una cierta dedicación. Pequeña, pero la exige. Y lo mismo sucede con la participación en talleres u otras actividades. O estás, o no estás. Hummm, no sé, tampoco lo veo como blanco o negro.
Espero que no suene a soberbia, porque no es ni de largo mi intención. Pero si Alberto Barbero y Amalio Rey deciden dar un paso a un lado, por mi parte ningún problema. Solo saludar, desear lo mejor y la vida ya nos recolocará en el tablero.
Sí, creo que poco tengo que decir respecto a una decisión de este tipo. La supongo vinculada a una evolución vital y como tal la acepto. En breve —quizá ya para cuando leas este post— sus perfiles no se incluirán junto al resto de la cuadrilla artesana. Puede ser otro buen momento para repensar, como tantas veces lo hemos hecho, lo que somos como red y para qué queremos seguir existiendo.
A veces REDCA nos reúne en torno a nuestros proyectos de consultoría. Nos explicamos y buscamos opinión de gente de la que nos fiamos: el resto de colegas de la red. En ese momento nos movemos desde la red hacia la comunidad, porque, claro, es entonces cuando te sientes parte de una comunidad. Diría que de práctica, algo en lo que Manel Muntada suele insistir bastante.
Siempre me he sentido cómodo dentro de colectivos laxos, de fronteras permeables. REDCA es atípico en cuanto «cuadrilla de colegas», pero no así en lo que comparte en sentido extendido: la consultoría artesana viaja de muy diferentes maneras. Alberto y Amalio seguirán haciéndola viajar, aunque no formen parte de REDCA. Están atrapados, lo quieran o no. En fin, por los hechos lo iremos (o no) comprobando.
Este próximo viernes día 25 tenemos un taller online. Aprovecharemos para volver a mirarnos y a escucharnos. Manel nos propuso estos talleres y ahora llega otro aprovechando que la tecnología nos ofrece un medio simple de compartir espacio y tiempo como Zoom. Nos pondremos en modo comunidad para hablar de lo que somos, de la red, de idas y venidas, de próximos talleres presenciales, de nuestras alegrías y tristezas.
Hasta luego, compañeros.
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Gracias Julen por tu reflexión, oportuna. He de confesarte que tuve un sesgo inicial en la lectura muy marcado por mis propios prejuicios, y es que no soy muy dado a los duelos, siempre he sospechado que se debe al hábito de soltar, que adquirí de pequeño, por seguir a un padre itinerante que se desplazaba continuamente de ciudad, de proyecto en proyecto.
En la tercera o cuarta lectura [no exagero, pienso que es la gran ventaja que tienen los escritos que no son largos, que son suficientes] he visto que no se trataba de duelos, sino de reflexiones, de chequeos, de inicios o finales [que no dejan de ser inicios], de esperanza y de vida.
REDCA debe tener unos 13 años y esto no es baladí porque ya es tiempo y, en su desarrollo, ha contribuido muchísimo a la construcción de identidad de cada una de las personas que han formado parte de ella. No digo a ganarse la vida [cosa que es difícil dada la diversidad de vidas que se dan en su ecosistema], sino a la construcción de identidad, tanto a nivel interno de cada un@, como a nivel de proyección en el entorno. Hasta el punto de que, estoy convencido de que ha aportado mucho más REDCA como constructo, que lo que cada cual haya podido aportar en forma de dedicación [que no es otra cosa que tiempo]. Este es el gran indicador de lo que debe ser una Comunidad, el contribuir a placar la sensación de incertidumbre propia de la consciencia de cambio continuo que conocen los grupos humanos y que suele diluirse en momentosde bonanza, mediante esa «fantasía de la individualidad» tan propia de nuestros días.
Sólo por esto, se puede considerar amortizado o, para mí, merece la pena de seguir encalando y cuidando un proyecto que requiere de tan poco esfuerzo y aporta tanto.
REDCA siempre ha sido un lugar para sentirse a gusto. Esa ha sido mi idea: un lugar para charlar, para poner en común, para aprender, para dar y recibir. A mí me ha ayudado y eso me reconforta. Y no le exijo, solo procuro disfrutarlo.
Gracias Julen por la reflexión…y las tantas durante tantos años.
Yo entiendo y desde ahí respeto estas decisiones como una gestión del equilibrio transaccional.
Y en una red, ese equilibrio es absolutamente personal. Cuando te hace sentir incómodo (ya sea por la balanza excesivamente en positivo-exigente- o en negativo -déficit-) uno se replantea la pertenencia.
Cuando la pertenencia tiene más que ver con la identidad y (sin querer caer en ñoñerias) con el amor a lo que sois, a lo que hacéis, lo transaccional se matiza. A mi es lo que me hace seguir sintiéndome vinculada a pesar de otro tipo de desequilibrios.
Nos vemos pronto.
Yo siempre le he llamado a eso, María Jesús, «química». Y como no es tan fácil que ocurra… de ahí que me sienta tan a gusto. La química personal vale un potosí 😉
Soy de los que creen dos cosas en este sentido:
1) soy una persona agradecida y feliz por tener un espacio en REDCA. A mí me aportó algo que desconocía y me hizo agarrarme a cualquier clavo, ardiera o no, para disfrutar del proceso y de cada una de las personas que he tenido la fortuna de conocer.
2) no cabe medir ni repartir, como se dice vulgarmente para mí por ejemplo en el mundo del deporte, eso de «repartir carnéts», quién es más o quién menos. Es un tema como decís de química, de personas, de momentos de estar a gusto, de reflexiones, de confidencias en muchísimos casos. Y eso nos hace sentir en ESE momento parte de algo que siempre está por mejorar.
Cada persona que ha aportado a REDCA lo ha hecho un poco mejor y más interesante. Incluso las que estén por venir.