Enrique Sacanell Berrueco
Sociólogo de formación, he sido funcionario de la administración local hasta que, hace ya 12 años, decidí dar un cambio de rumbo a mi vida profesional y comencé mi andanza como consultor, formador y coach. Me apasionan los procesos de cambio y disfruto compartiendo y acompañando a personas, equipos y organizaciones. Hace unos años comencé a profundizar en las conversaciones en el contexto organizacional lo que me llevó a escribir el libro “¿Cómo se lo digo? El arte de las conversaciones difíciles”, publicado por Libros de Cabecera en 2016. Actualmente estoy terminado un nuevo libro sobre las conversaciones en los equipos.
A medida que he ido acumulando juventud me he ido dando cuenta de cuántas cosas aparentemente triviales son esenciales. Una de ellas ha sido el papel, en la vida y en las organizaciones, de las conversaciones y nuestra habilidad para manejarlas.
A nada que reflexiones sobre los hitos que te han llevado a donde ahora estás, podrás encontrar el encadenado de conversaciones, o de la ausencia de ellas, que han contribuido a ser lo que eres. Muchas conversaciones son como los cambios de aguja ferroviarios, abren una dirección y abandonan otras.
Sin embargo, a pesar de su importancia, apenas dedicamos tiempo a reflexionar sobre la manera en que conversamos o sobre qué temas tendemos a conversar y cuáles intentamos evitar o callar, o sobre cómo desarrollamos nuestra capacidad para hacerlo de una manera que aumente las posibilidades de que su resultado sea acorde con las intenciones con las que iniciamos la conversación.
En mi trabajo con equipos y organizaciones he ido haciendo consciente y convirtiendo en una forma de enfocar mi trabajo la manera de conversar. Tanto mi manera de conversar con quien me contrata y con el equipo en el que intervengo, como en mi forma de identificar palancas sobre las que el equipo puede actuar para desarrollarse.
LA CONVERSACIÓN EN EL INICIO DE LA INTERVENCIÓN
Las conversaciones iniciales son claves en cualquier proyecto de consultoría. Diría que más aún cuando se trabaja desde un marco de consultoría artesana. La forma de plantearlas son ya una forma de intervención: ¿qué estructura tienen?, ¿qué forma le das?, ¿qué preguntas? Sin duda no hay dos conversaciones iguales, pero sí podemos encontrar enfoques diferentes. Aunque te parezca que tus conversaciones son “las normales”, te aseguro que son normales para ti, pero hay muchas formas de enfocarlas. Ser consciente de las características de tu manera de abordar estas conversaciones iniciales es una puerta para potenciarlas y hacerlas más coherentes con tu forma de entender la consultoría.
Trabajo desde un enfoque sistémico, centrado en la solución más que en el problema, con un alto contenido apreciativo. He incorporado muchas claves que suelen asociarse al coaching, lo que se traduce en dar todo el protagonismo al cliente (individual, equipo u organización); en no juzgar el lugar en que se encuentra ni el destino al que quiere ir, sino acompañarle en el proceso para que pueda apoyarse en los recursos que tiene y desarrollar así su potencial; en apoyar la conversación en preguntas poderosas…
Todo ello se traduce en una determinada estructura de referencia para la conversación, que pasa por explorar más que aportar; en preguntar por patrones más que por detalles de lo que ocurre; en buscar en el pasado recursos para el futuro más que causas de los problemas; en identificar cómo sería el futuro deseado y qué lo caracterizaría más que poner el foco en lo que no funciona o se quiere mejorar; en explorar qué aporta el problema que se quiere eliminar, etc.
LA CONVERSACIÓN EN EL EQUIPO O LA ORGANIZACIÓN
La conversación también es un importante elemento diagnóstico y una estrategia de intervención. Como elemento diagnóstico, nos permite reflexionar y ayudar en el proceso de reflexión al equipo en el que intervenimos sobre cómo conversa; de qué cosas se habla y de cuáles no; de qué cosas no se habla en el equipo, pero sí en pequeños grupos fuera de él. ¿Se conversa desde un papel de protagonista o de víctima?, ¿cuánto se pregunta en las conversaciones del equipo? Ante la discrepancia ¿lo primero que se plantea es la posición opuesta o antes se pide más información?, ¿se escucha para responder, para rebatir o se escucha para entender y/o colaborar?, ¿qué patrones se desatan en la conversación que no contribuyen a que esta ayude al equipo?, ¿hay conversaciones reflexivas, sobre el propio funcionamiento del equipo, o son siempre sobre la tarea y/o los resultados?, ¿qué conversaciones genera quien lidera el equipo, qué estilo de conversar promueve?
Como estrategia de intervención me pregunto ¿qué conversaciones pueden transformar a este equipo?, ¿cuáles son las conversaciones sobre “lo que realmente importa” que es necesario generar? y ¿qué habilidades necesitan desarrollar para conversar de una manera más constructiva?
En ocasiones las conversaciones que pueden transformar un equipo se relacionan con su propósito. En otras con su tarea, o con lo que les motiva, o con las reglas que organizan a las personas, o sobre los roles que desempeñan, o sobre el equilibrio en las cargas de trabajo, sobre su forma de conversar cuando aparece el conflicto, etc. Hay veces que lo que falta son “conversaciones rituales”: de bienvenida, de despedida, de asunción de una nueva responsabilidad, de reconocimiento, de celebración, de cierre, entre otras.
Un campo apasionante sobre algo que nos resulta tan familiar como desconocido: la conversación.
P.S. La fotografía está tomada por Patricia Valdés de @solo1instante en Inédito Bilbao, mientras conversaba el equipo tras el cierre de un curso.
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La conversación, como contemplar, demorarse o disfrutar del instante, son víctimas de esta sistema industrial del que provenimos en el que, cualquier cosa que no contribuya de manera evidente a la mecánica productiva, es vista como inútil, una pérdida de tiempo y perteneciente al ámbito del ocio. De ahí gran parte de la dificultad de dedicarle tiempo y recursos formales a cualificarla y desarrollarla en los entornos organizativos. Afortunadamente cada vez se habla más de ello y ganamos en consciencia de este recurso tan intrínseco a nuestra naturaleza.
Muchas gracias por el post, Enrique y por situar de manera tan sencilla y maestra la conversación en nuestro contexto de consultoría.
Gracias Manel. No deja de ser significativo lo revolucionario que es para muchas organizaciones replantearse su conversar y,m aumentar la cantidad y calidad de sus conversaciones. Un abrazo
Ahora que tenemos tantas «conversaciones» abiertas me parece clave insistir en la calidad de la conversación, no vaya a ser que nos olvidemos de lo esencial.
Gracias por inisistir en ello Enrique
Cada vez somos más los que insistimos en la importancia de un conversar de calidad en la vida y en la empresa. Abrazo